ALGO MÁS QUE COSER BOTONES

A lo largo de la semana del 8 de marzo, día Internacional de la Mujer, hemos estado hablando sobre la evolución del papel de la mujer en la historia. También hablamos de las tareas domésticas y quién las realiza, habitualmente, en casa. Sobre el primer aspecto, cuando les conté que a mi abuela no la dejaban ir a la escuela porque era una niña o que mi madre no podía entrar en un bar o un café cuando era joven si no iba acompañada de un hombre o que yo no pude estudiar la carrera que quería cuando acabé selectividad por  ser  mujer... Las caras de  sorpresa, los comentarios, las preguntas se dispararon, sobre todo el por qué. Y ¡claro! Yo contesté desde mi experiencia y desde una perspectiva igualdad de oportunidades con independencia del sexo.

¡Qué orgulloso está Cristóbal con sus botones!

Disfruté bastante con algunos razonamientos, muy lógicos por su parte, pero con otros (sorprendentemente, bastante machistas) me desilusioné. Creía que esos sentimientos, esas ideas no serían tan evidentes en nuestro siglo, el siglo XXI, pues si.  Por ello, desde mi  responsabilidad trabajaré para facilitar la igualdad entre niños y niñas. Pero, en tema de valores, LA FAMILIA ES CRUCIAL. Así que hay que ponerse las pilas para que vosotros como padres y madres les deis a vuestras hijas las mismas oportunidades que a vuestros hijos. Y, viceversa. Y, no dividir roles, oficios, tareas, aprendizajes, responsabilidades en función del sexo. Os recuerdo estamos en el siglo XXI y es cuestión de autonomía y de saber valerse por una misma, si no tenemos ayuda o colaboración.

Bueno después de esta introducción que no he podido evitar, quiero hablar de Cristóbal y sus botones. A raíz del segundo aspecto de las conversaciones mantenidas en las Asambleas, salió el tema de quien nos cosía el botón que se nos caía del babi o de la camisa, o quién ponía la lavadora, o quién... etc. La respuesta general era "mi mamá", "mi abuela",  "mi papá salió poco"; entonces, se me ocurrió que les preguntaran a sus padres si les podían enseñar a coser un botón. Entonces, me volvían a preguntar: Seño, ¿al papá?, será a la mamá?-  No, les dije yo, le preguntáis a vuestro papá que si os puede enseñar a coser un botón.
Bueno el reto se lanzó y... cuál fue la sorpresa que al día siguiente, Cristóbal llegó muy contento a clase y me dijo: Seño he traído los botones. Y fue y sacó de su mochila dos retales de tela con un botón cosido en cada uno. Nos explicó que le preguntó a su papá y su papá le enseñó como hacerlo. Primero, su papá cosió uno y después ayudó a su hijo a coser otro. Le enseñó como coger la aguja para no pincharse, como enhebrarla, a hacer el nudo y a unir el botón a la tela. A Cristóbal le encantó la experiencia y le preocupaba que tenía que aprender a coserlo como su papá porque el cosió el botón en paralelo y su papá en equis. Hablamos que mejor aprenderlo de las dos maneras, así sabríamos más; pero sobre todo, hablamos que se aprende con ayuda, poquito a poquito y practicando. Educarles en la autonomía, la responsabilidad, el civismo,  la democracia, la igualdad, la solidaridad, el respeto, la tolerancia, el diálogo, la escucha y la paz, son retos principalmente que deben ejercerse desde la familia, primero, y principalmente. Sin embargo, en muchas ocasiones no es así, por eso desde la escuela debe de potenciarse e incluirse dentro del curriculum para que nuestras criaturillas sean el futuro deseable. Y siempre que sea posible no sólo en un día.