Una de las cosas que hemos aprendido estudiando a Kandinsky es que le gustaba mucho la música y muchas de sus composiciones estaban inspiradas en formas y estructuras que le sugería la armonía musical. Así que nosotras quisimos sentir la música a través del ritmo que seguían las cuerdas y al moverse de distinta manera, según la música que se escuchaba y vimos las formas que iban adquiriendo. Escuchamos música clásica con diferentes movimientos: adagios, allegros, lento moderado y rápido.
Cada pareja compartían una cuerda que bailaba al ritmo que la música marcaba. De forma espontánea, al parar la música las cuerdas paraban, hasta que algunas comenzaron a estirarlas, tensarlas, las dejaban "tiesas" cuando paraba. El grupo empezó a imitarles.
Unas parejas se entrecruzaban con otras, se mezclaban y las cuerdas dibujaban figuras geométricas. Vimos triángulos, cuadrados, rectángulos... grandes, pequeños, estrechos y anchos
Con esta actividad hemos dejado rienda suelta a la imaginación para realizar diferentes composiciones y agrupaciones, dibujando de otra manera; no sólo con las cuerdas, con las personas, también. Y ha sido muy divertido e ilustrativo trabajar con el ritmo, la música, el movimiento y el juego que han dado las cuerdas.
Las convertimos en líneas (rayas) rectas, inclinadas, largas, cortas, abiertas y curvas; que vibraban al ritmo que le marcaba la pareja al sentir el ritmo musical.
Después trabajamos líneas cerradas y cada vez más grandes. Así, al tiempo que aumentaban los grupos las lineas cerradas crecían y cada vez eran más grandes.
El juego se basó en la experimentación con la música y los objetos (las cuerdas); y más tarde, en la interpretación y la simbolización de las respuestas que iban dando.
En la siguiente presentación se ve parte del proceso seguido. Espero que la disfrutéis.
No hay comentarios:
Publicar un comentario